¡Hola, familia! Soy Mili de Global Realty, y hoy les traigo una historia que me tiene más emocionada que cuando encuentro una casa colonial en oferta. ¿Listos? ¡Allá vamos! El otro día, mientras revisaba unos contratos (ya saben, la vida del agente inmobiliario nunca descansa), Luis me dice: «Mi amor, ¿y si nos vamos a la Bici Ruta?» Y yo, con mi cara de «¿me estás hablando en chino?», le respondo: «Pero Luis, ¡si yo de bicicletas solo sé que tienen dos ruedas!»

Pero como bien dicen, en los bienes raíces y en la vida, se trata de vivir experiencias increíbles. Así que me armé de valor y le dije a Luis: «¡Vamos!»

Y ahí nos tienen, un domingo a las 8 de la mañana, en pleno Paseo Montejo, rodeados de más bicicletas que casas he vendido este mes (¡y miren que he vendido bastantes!). Rentamos una bici doble por 90 pesitos la hora (una ganga, como diría mi abuela) y nos lanzamos a la aventura.

Les juro, amigos, que cada pedaleada (bueno, las de Luis, porque yo iba de pasajera VIP) era como recorrer nuestra amada Mérida, Yucatán con otros ojos. Pasamos frente a esas casas antiguas del centro que tanto amo, y no pude evitar pensar: «Mili, concentrate en el paseo y deja de calcular el precio por metro cuadrado». ¡La deformación profesional, ya saben!

Y mientras avanzábamos, no dejaba de maravillarme. La brisa en la cara, el olor a marquesitas en cada esquina, las risas de los niños… Pensé: «Esto, esto es lo que vendemos». Porque no solo vendemos propiedades, vendemos un estilo de vida, una experiencia, un pedacito de felicidad en esta ciudad más codiciada de América.

En el camino nos encontramos con doña Lupita, una clienta a la que le vendimos una casita cerca de ahí. Iba en su bici, toda feliz, y me gritó: «¡Mili, gracias por ayudarme a encontrar mi lugar en el paraíso!» Y ahí está la magia de nuestro trabajo, amigos. No solo cerramos tratos, abrimos puertas a nuevas vidas.

Cuando terminamos el recorrido, todos sudaditos pero con una sonrisa de oreja a oreja, le dije a Luis: «Amor, creo que acabamos de encontrar nuestro nuevo argumento de venta». Y es que, ¿quién no querría vivir cerca de este pedacito de cielo llamado Bici Ruta?

Así que ya saben, familia. Si andan buscando qué hacer en Mérida los domingos, o si están pensando en invertir en un pedacito de felicidad, la Bici Ruta y una casita cerca son la combinación perfecta. Porque como decimos en la oficina: «No solo vendemos casas, vendemos domingos en familia y aventuras en bicicleta».

Y recuerden, en Global Realty no esperamos a que llegue el cliente, ¡salimos a pedalear para encontrarlo! (Bueno, en mi caso, a que Luis pedalee y yo salude desde el asiento de atrás).

Los quiero, familia. Y recuerden, si necesitan una casa en venta cerca de la Bici Ruta, o si quieren tips para no caerse de la bici (créanme, soy experta en eso), ¡aquí estoy para ustedes!

¡Nos vemos en la próxima aventura ! Y quién sabe, tal vez la próxima vez hasta me animo a pedalear yo solita. Bueno, no prometo nada, pero como decimos en los bienes raíces, ¡siempre hay que apuntar alto!

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